Ducha con agua fría, sus beneficios
Durante largos años ha estado en debate el tema de los beneficios del baño con agua fría. Algunos advierten que esta exposición a temperaturas bajas puede facilitar resfriarse o hasta pescar una pulmonía, mientras que los defensores aseguran que esta práctica fortalece al sistema inmunitario.
La ciencia ahora arroja nuevas evidencias sobre este tema.
Una investigación llevada a cabo con más de 3000 voluntarios hizo patente sus beneficios. Quienes adoptaron este hábito tuvieron 26% menos ausencias laborales por enfermedades.
Los estudios revelan que el agua fría activa distintos mecanismos en el cuerpo que se traducen en mayor salud y resistencia a las enfermedades. Un efecto destacado es el que se presenta en el sistema nervioso. El agua fría actúa como un estimulante que activa al sistema simpático. El seguir esta rutina por la mañana es el equivalente a tomarse una taza de café, activa al sistema nervioso con una sensación de energía y entusiasmo.
En el sistema cardiovascular el baño de agua fría provoca una reacción de vasoconstricción, que al salir de la ducha le sigue una vasodilatación. Es decir que los pequeños vasos capilares de la piel se activan, es como ejercitarlos toda la mañana. Es por este mecanismo que la piel se enrojece después de ducharse. Pero esto lejos de ser preocupante es muy saludable ya que la piel tiene mejor irrigación, y en general, todo el sistema cardiovascular se activa y equilibra, gozando de mejor irrigación en todos los músculos, cerebro, riñones… en fin, en todos los órganos y tejidos.
Otro tanto se puede decir sobre el sistema inmunológico. El baño de agua fría enseña al organismo a adaptarse y reaccionar en forma eficiente ante los cambios de temperatura. Esto hace al cuerpo mucho más resistente ante cualquier agente patógeno, disminuyendo notablemente la posibilidad de enfermarse.
Uno de los descubrimientos más sorprendente es el efecto del agua fría sobre las células de todo el organismo. El baño de agua fría activa los procesos antiinflamatorios y los mecanismos de autofagia y eliminación de las células zoombie.
El agua fría también tiene un efecto comprobado científicamente en el metabolismo. La ducha fría activa el mecanismo de termogénesis, esto quiere decir que el organismo comienza a quemar calorías a través de la grasa acumulada para elevar la temperatura del cuerpo.
Las células zoombie son células viejas que ya no pueden efectuar su función y solo representan una carga para el resto del organismo. Además, estas células al estar más debilitadas son aprovechadas por los agentes patógenos como virus, bacterias, hongos o parásitos para proliferar con más facilidad y causar infecciones y enfermedades. Generando un círculo vicioso de mayor inflamación, toxinas en el cuerpo que con el tiempo se convierten en todo tipo de trastornos, pudiendo llegar a enfermedades graves como el cáncer, o de tipo crónico-degenerativas: diabetes, artritis, gastritis, insuficiencia hepática, renal, etcétera.
Por decirlo de alguna forma, el agua fría activa mecanismos naturales del cuerpo que se han ido atrofiando por malas prácticas como lo es la ducha de agua caliente, al sacar al cuerpo de su zona de confort.
En definitiva, el baño de agua fría es una pieza clave para mantener una salud óptima y prolongar la juventud por varias décadas.
Cómo habituarse al agua fría.
No es necesario sumergirse durante horas en una tina llena de agua con hielos, como lo hace Wim Hof en sus videos de crioterapia extrema. Los estudios demuestran que con tan solo permanecer 30 segundos debajo de la ducha de agua fría (al natural) ya es suficiente para gozar de sus beneficios.
Si estás habituada al agua caliente puedes día con día ir enfriando un poco la temperatura de tu ducha. Eso sí, al final cierra la llave del agua caliente y termina los últimos 30 segundos con tan solo agua fría.
El objetivo es que en unos días puedes ducharte sin tener que usar agua caliente o tibia, desde el principio entrando al agua fría.
Para entrar, puedes hacer una inhalación profunda y comenzar a mojarte cada parte del cuerpo desde los pies, hasta la cabeza. Con un poco de práctica ya podrás incorporarte de una vez a la ducha.
En unos cuantos días comenzarás a notar los cambios. Tu piel se volverá más firme y saludable, tu cuerpo más ligero y vital. Tu estado de ánimo también mejorará: te sentirás con más alegría y entusiasmo y en caso de sufrir depresión o ansiedad, estas disminuirán.
En unas semanas notarás como tu sistema inmune se vuelve más eficiente y sufres menos enfermedades.
¿Ya has practicado la ducha de agua fría?
¿Te atreves a probarla?
Para conocer más beneficios te recomendamos el siguente video:
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